24 de noviembre de 2022 - Por Angelina Abbona

Pensar a Hebe

Hebe de Bonafini



Pensar a Hebe te permite ver en una misma dimensión el pasado el presente y el futuro de nuestro país. Cuando vertiginosamente su vida pasó a tener el solo objetivo de luchar por la búsqueda de sus hijos desaparecidos, su primer gran acierto fue advertir la necesidad de perfeccionar la incipiente organización que junto a las otras Madres venía gestándose.


Desde aquel comienzo de dolor y lucha Hebe entendió que el drama social que había sacudido a la Argentina era de tal magnitud que nada se resolvería de inmediato y que habría de trascender el tiempo biológico de las Madres. Unicamente la organización podía vencer al tiempo y las Madres organizadas podían ser mucho más poderosas aún. Emprendió esa tarea con tanta claridad y fervor que rápidamente sus pares la reconocieron como líder natural y la hicieron su presidenta una vez constituidas como asociación civil.


Es el presente, porque desde entonces su figura y su nombre son símbolo de las consignas de "Aparición con vida y castigo a los culpables", porque antes que nadie supo que los reclamos de origen no eran suficientes y fue entonces que se elevó por encima de ellos, agregándole una visión abarcativa de todas la reivindicaciones del pueblo de la patria para salir de su situación de sometimiento y avanzar hacia un destino de liberación. Entendió desde siempre que debían salir de la estructura de reclamos exclusivos de derechos humanos participando y sentando posiciones políticas irreductibles como una organización política más, así se  enfrentó con firmeza contras las políticas neoliberales durante los 45 años en que su organización ha sido parte imprescindible de cualquier análisis político de la realidad argentina.


Y será futuro, porque la figura de Hebe de Bonafini ya es un hito importante de nuestra historia, porque ella y el resto de las Madres de la Plaza de Mayo son parte insoslayable de las banderas históricas que el pueblo argentino nunca abandonó y porque en estos casi 50 años de vida coherente, de no claudicar y de no traicionarse jamás, han dejado una huella importante en la corta historia de un país con apenas 200 años de vida.


Angelina Abbona

Abogada